Las pirámides egipcias, el Machu Picchu, la Plaza Roja de Moscú o los edificios de Gaudí... Todos conocemos una gran lista de lugares que han sido nombrados Patrimonio de la Humanidad pero ¿sabemos a qué nos estamos refiriendo con este título? Con este calificativo se conoce a todos aquellos lugares que por su valor cultural, natural o histórico han merecido ser incorporados en la lista que año tras año elabora la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
No se trata simplemente de un reconocimiento, sino que la inclusión en esta lista garantiza la preservación y conservación de estos elementos a nivel mundial, además de otorgarles un mayor renombre, favoreciendo así su influencia turística.
Actualmente, en Reino Unido existen 31 elementos nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, seis de los cuales se encuentran en Escocia. A continuación presentamos brevemente cada uno de estos lugares, por el orden cronológico en que fueron incluidos en la lista.
Inscrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en el año 1986, fue el primer elemento escocés en entrar en la clasificación. Estamos hablando de un archipiélago situado al noroeste de las Hébridas de Escocia y se considera la zona más remota de las islas Birtánicas. St Kilda está formado principalmente por cuatro pequeñas islas llamadas Hirta, Dun, Soay y Boreray, todas ellas de origen volcánico. Estuvo habitado hasta el año 1930, cuando sus últimos residentes fueron evacuados a consecuencia de su creciente incapacidad para autoabastecerse y el aumento de su dependencia del exterior. Originariamente, se hablaba el gaélico escocés con una fuerte influencia escandinava, aunque posteriormente se introdujo el inglés en las escuelas para tratar de disminuir un poco el aislamiento de sus habitantes. Actualmente las islas están deshabitadas, aunque hay una base militar en una de ellas (Hirta), donde también se hospedan científicos que estudian la fauna local y voluntarios que trabajan para la conservación del entorno.
Saint Kilda nos regala paisajes maravillosos, entre los que podemos encontrar una serie de pilares rocosos que surgen en medio del mar, los más altos rondan los 200 metros de altura. Por otro lado, posee algunos de los acantilados más altos de Europa donde viven inmensas colonias de especies poco comunes de aves marinas en peligro de extinción, en concreto frailecillos y alcatraces. También encontraríamos dos subespecies endémicas y autóctonas: el ratón de campo (algo más grande y peludo que el habitual) y el chochín de San Kilda, también más grande y menos rojizo que otros chochines.
Cuenta con numerosos restos que prueban una presencia constante del hombre en las islas desde hace más de 2000 años, entre los que destacan los sistemas de almacenaje denominados “cleits” como el que puedes ver en la foto.
Edimburgo es la capital de Escocia desde el siglo XV. Está dividida en dos distritos principales, Old Town (Ciudad Vieja) y New Town (Ciudad Nueva), que fueron nombrados Patrimonio de la Humanidad en 1995.
La Old Town ha preservado su planta y estructura medieval y muchos de sus edificios antiguos. La arteria principal de esta zona es la Royal Mile, que se encuentra cerrada por el Castillo de Edimburgo en un extremo y por el Palacio de la Reina y el Parlamento en el otro. El plano urbano en esta zona es especialmente singular, ya que podemos encontrar estrechos callejones, llamados closes o wynds, que se encaminan colina abajo desde ambos lados de Royal Mile siguiendo un modelo de espina de pez.
Debido a las restricciones de espacio que sufrió Old Town en el siglo XVII, Edimburgo fue una de las primeras urbes en albergar edificios residenciales tipo “torre de pisos”, que crecieron a lo alto a la vez que las clases bajas iban ocupando en mayor medida los pisos soterrados bajo la ciudad. La ciudad vieja de Edimburgo incluye edificios tan representativos como la Catedral de San Gil, el Museo Nacional de Escocia, la Universidad de Edimburgo o el ya mencionado Parlamento de Escocia.
La New Town, por otra parte, fue la solución a la sobrepoblación que venía sufriendo la Old Town en el siglo XVIII. Al contrario que la parte vieja, en la que los edificios parece que se alzan sin ton ni son, la planificación de la New Town responde a un rígido plan octogonal, que coincidía con las ideas del racionalismo de la época.
En esta parte de la ciudad la calle principal es Princes Street, a partir de la cual surge todo el distrito. New Town se empezó a edificar en el año 1767 (aunque aún se la llame Ciudad "Nueva”) y se mantiene como el mayor y mejor conservado ejemplo de planificación georgiana de Reino Unido.
Algunos de los edificios que se encuentran en esta parte de la ciudad son la Galería Nacional de Escocia, el famoso Hotel Balmoral o el monumento a Walter Scott (el segundo monumento más alto en el mundo dedicado a un escritor, tras el de José Martí en Cuba).
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Las Islas Orcadas son un archipiélago situado al norte de Escocia, que comprende aproximadamente unas 70 islas, de las cuales sólo 20 están habitadas. La isla más grande de las mismas es conocida como Mainland, y el asentamiento de población más grande y su centro administrativo es Kirkwall. Las Orcadas albergan uno de los yacimientos neolíticos más antiguos y mejor conservados de Europa, denominado “Corazón Neolítico de las Orcadas”, que fue nombrado Patrimonio de la Humanidad en el año 1999.
Dentro de esta denominación encontramos 4 elementos diferenciados, todos ellos situados en la parte más occidental del 'continente'.
Además de estos cuatro elementos principales, también existe un considerable número de sepulturas, lugares de ceremonia y asentamientos que no han sido explorados todavía. Si quieres saber más de las Islas Orcadas, cuenta con nosotros. Recuerda que somos la primera empresa que ofrece viajes a las Islas Orcadas desde Edimburgo y en español.
Este pequeño pueblo situado a orillas del río Clyde, y fundado por David Dale en 1785, fue inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad en el año 2001, no por su asombrosa belleza o por la naturaleza a su alrededor, sino por otras razones más singulares que veremos a continuación.
El fundador de New Lanark hizo construir numerosas fábricas de algodón en el lugar, y posteriormente el pueblo pasó a estar bajo el mando de Robert Owen, un filántropo socialista reformista que cambió el rumbo de la villa, otorgándole mayor reconocimiento y prestigio. Owen mejoró en gran medida las condiciones de trabajo y vivienda de sus trabajadores, proporcionándoles electricidad y agua corriente, e incluso construyó la primera escuela de Gran Bretaña para niños de corta edad.
De este modo, New Lanark se convirtió en un símbolo del socialismo utópico, llamado también Owenismo, que gozó de un gran peso dentro de la Revolución Industrial que tuvo lugar en Reino Unido durante los siglos XVIII y XIX. A partir de ese momento, el pueblo fue pasando por las manos de diferentes familias, hasta que en 1968 las fábricas cerraron y la gente fue abandonando el pueblo. En 1975 se fundó el New Lanark Conservation Trust, con el fin de impedir la demolición del pueblo. Hoy en día la mayoría de los edificios se han restaurado y el pueblo se ha convertido en una atracción turística.
Inscrito como Patrimonio de la Humanidad en 2008, el Muro de Antonino es una antigua edificación defensiva que se extendía a lo largo de casi 60 km desde el estuario de Forth hasta el golfo de Clyde. Es parte de un conjunto de murallas defensivas nombradas Patrimonio de la Humanidad llamado “Fronteras del Imperio Romano”.
Construida en el año 142 aC, el motivo de su creación fue adelantar las posiciones defensivas romanas y garantizar la protección de la provincia de Britania, a la vez que se sometía a las tribus hostiles que habitaban entre esta muralla y la de Adriano, ubicada más al sur (también inscrita, desde 1987). El muro fue abandonado tan sólo 20 años después de su construcción, volviendo a situarse la frontera imperial unos kilómetros más al sur. Esta muralla fue construida con turba y tierra apisonada en lugar de piedra, por lo que no era demasiado sólida, aunque contaba con un gran foso de entre 7 y 12 metros de ancho y 4 de profundidad. En la actualidad todavía se pueden encontrar unos 22 km de estos fosos. La construcción de este muro estuvo asociada a la instalación de fuertes y torres de vigilancia, como es el caso de Rough Castle.
Fue el último elemento escocés en ser inscrito como Patrimonio de la Humanidad, en el año 2015, y se trata de un puente para ferrocarril que atraviesa el fiordo de Forth, situado a 14 km del centro de Edimburgo. Inaugurado en 1890 por el entonces príncipe de Gales (futuro rey Eduardo VII), el puente se considera, incluso hoy en día, una obra maestra de la ingeniería. Tiene 2.5 km de longitud y su vía se alza a 46 metros sobre el nivel máximo de agua. Permite enlazar directamente Edimburgo con el condado de Fife evitando el rodeo de unos 50 km que supondría bordear el fiordo por Kinkardine, y en la actualidad lo cruzan unos 190-200 trenes al día, tanto de mercancías como de pasajeros. Tuvo el récord de puente más largo del mundo durante 27 años, hasta que su puente vecino, el Forth Road Bridge, le quitó el puesto. Fue la primera gran estructura del mundo construida con acero dulce (mild steel), y hoy en día persiste como un símbolo de la herencia ingeniera de Reino Unido.
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Ya hemos hablado de los seis elementos escoceses que han sido inscritos en la Lista de Patrimonio de Mundial por la UNESCO, pero ¿qué requisitos se deben cumplir para ser declarado Patrimonio de la Humanidad?
Si bien ya hemos comentado que los elementos calificados como Patrimonio de la Humanidad son sitios que por su importancia cultural, natural o histórica merecen la protección y el reconocimiento del Programa de la UNESCO, estos deben cumplir una serie de requisitos y pasar un exigente control para demostrar que merecen entrar en este selecto grupo.
En 2005 se rectificaron los criterios que regían la elección de un lugar como Patrimonio de la Humanidad y se unificaron para concluir con 10 requisitos únicos (los 6 primeros para bienes culturales y los 4 últimos para bienes naturales). Para poder ser incluido en la lista, el bien en cuestión debe cumplir por lo menos uno de estos criterios de selección:
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