Arthur Conan Doyle nació el 22 de Mayo de 1859 en Edimburgo. Estudió medicina en la Universidad de Edimburgo, graduándose en 1881. Desempeñó su profesión en Liverpool y en África Occidental antes de afincar su residencia en Portsmouth (Inglaterra). Para entonces, Conan Doyle repartía su tiempo entre la medicina y su otra gran pasión, la escritura. Las peripecias de Sherlock Holmes le llevaron a la fama como escritor en 1887.
En la última etapa de su vida, Conan Doyle se sintió atraído por el mundo del espiritismo y del más allá. Y ahí, es dónde entra Houdini.
Harry Houdini (nombre original Ehrich Weisz) nació el 24 de Marzo de 1874 en Budapest (Hungría), aunque a los cuatro años de edad, su familia se mudó a Estados Unidos en busca de una vida mejor. A los 9 años de edad, el pequeño Ehrich hizo su primera aparición en el escenario como trapecista. A los 12 años, se escapó de casa, regresando un año más tarde (nada se sabe de su vida durante ese año). Fue entonces cuando Ehrich y su hermano, comenzaron a sentir interés por la magia. Ehrich decidió que su nombre artístico sería Harry Houdini en honor al mago francés Robert Houdin.
A la edad de veinte años, Houdini ya había actuado en diferentes escenarios de Nueva York y había perfeccionado su técnica de escapismo. Le llegó la fama en América, y fue entonces cuando decidió ampliar fronteras y mostrar su magia en Europa.
Conan Doyle asistió a uno de los shows de Houdini en Inglaterra, en 1920, y así es como ambos se conocieron. Comenzaron a tener una amistad, ya que ambos tenían algo en común: un ser querido que había fallecido recientemente. En el caso de Conan Doyle, su hijo, y en el caso de Houdini, su madre. Conan Doyle aseguró a Houdini que había podido contactar varias veces con su hijo muerto, así que Houdini mostró interés en asistir a esas sesiones de las que Conan Doyle hablaba.
Así pues, Houdini asistió a varias sesiones de espiritismo con Doyle, en las que no pasó absolutamente nada, pero la amistad continuó y más adelante, Doyle invitó nuevamente a Houdini a una nueva sesión, la cual iba a ser liderada por la mujer de Doyle, Jean Lackie, quien decía sentirse preparada para contactar con la madre de Houdini.
Houdini junto a Conan Doyle y su mujer, se sentaron alrededor de una mesa, los tres solos con luz tenue en la habitación. Juntaron las manos, Houdini más tarde confesó que estaba deseoso de que aquello funcionara, de que él estuviera equivocado y que pudiera realmente contactar con su madre. Tras unos instantes, Jean Lackie entró en trance, comenzó a temblar y a comportarse de manera extraña. De repente, la mujer tomó un cuaderno y comenzó a escribir rápidamente varias hojas de ese cuaderno. Houdini comenzó a arrancar las hojas y a leer una a una, sin hacer ningún comentario. Supuestamente, la madre de Houdini estaba escribiendo una carta a su hijo a través de la mujer del médico y escritor escocés, quien pensó en ese momento que Houdini estaba tan atónito de estar leyendo a su madre, que no podía articular palabra.
En realidad, eso no era lo que estaba pasando. Houdini se estaba sintiendo estafado, engañado por su propio amigo. Aunque en ese momento no dijo nada a Conan Doyle, poco después publicó un artículo explicando que su madre no había contactado con él. Aseguraba que Jean Lackie había inventado todo lo que había escrito, pues muchas incongruencias encontró el mago en la supuesta carta de su querida madre:
Además, la carta carecía de recuerdos compartidos o referencias personales.
Arthur Conan Doyle se tomó esa publicación de Houdini como una traición. La diferencia de criterios, entonces, pasó de ser privada a ser pública. La correspondencia privada que habían mantenido en el pasado fue sustituida por declaraciones cruzadas en la prensa, llenas de recriminaciones y reproches, en un tono cada vez más áspero.
Fue en 1923 cuando Houdini declaró guerra abierta a los espiritistas. Puso a un lado su carrera como mago y comenzó a recorrer Estados Unidos ofreciendo conferencias en las que denunciaba los fraudes y engaños de los médiums y videntes. Estaba preparado, asistiendo a sesiones había estudiado a fondo las prácticas que utilizaban. Poco después, publicó el libro “Un mago entre los espíritus”, clara antítesis de la “Historia del espiritismo” de Arthur Conan Doyle.
¿Sabías qué...?
Houdini también tuvo un enfrentamiento con el español Joaquín María Argamasilla, quien con tan sólo 19 años, a principios del siglo XX, obtuvo gran reconocimiento y prestigio a nivel internacional por tener visión "rayos X", es decir, Argamasilla decía poder ver a través de cuerpos opacos (por ejemplo, leer mensajes guardados dentro de una caja). Lo más curioso es que esta habilidad tan peculiar contó con el apoyo y la admiración no sólo del público sino también de respetables científicos y personalidades de la alta sociedad, aunque entre ellos, como se podrán imaginar, no estaba Houdini.
Para Houdini, Argamasilla también era un fraude, y realmente, no tardó demasiado en desenmascararlo y no sólo una vez, sino en varias ocasiones. Argamasilla siempre usaba sus propias cajas, lo cual daba la posibilidad al joven pícaro de manipularlas.
En una ocasión, Houdini le ofreció ejecutar sus trucos pero con cajas propocionadas por él mismo, a lo que Argamasilla se negó en rotundo quedando en evidencia, cayendo en un pozo de descrédito del que no pudo salir (obviamente, alegó retirarse del espectáculo por una repentina pérdida de poderes).
Por otro lado, Conan Doyle tachó públicamente la actitud de Houdini como “bazofia”. Houdini contestó llamándole senil e incluso amenazándole con llevarle a los tribunales.
El 31 de octubre de 1926 fallecía Harry Houdini a los 52 años de edad víctima de una rotura de apéndice. Tras el fallecimiento del húngaro, Conan Doyle, entre otros, publicaron la teoría de que Houdini era un médium, sólo que no lo sabía.
Arthur Conan Doyle murió el 7 de Julio de 1930 a los 71 años de edad al sufrir un ataque al corazón.
La última sesión, y la vela se apagó...
Bess Houdini, la esposa del mago, ofreció 10.000 dólares a quien pudiera ponerle en contacto con su marido. Se llevaron a cabo muchas sesiones, y muchos de esos médiums intentaron hacer creer a Bess que su marido le estaba enviando un mensaje, pero lo que no sabían, es que Houdini había urdido un plan antes de morir. Le dijo a su mujer que, si acaso existía forma de contactar con ella, lo haría, pero a través de un mensaje concreto. De esa manera, ella sabría que era él, y que efectivamente se podía contactar con el más allá. Ninguno de los médiums que se presentaron ante Bess pudieron darle el mensaje que había acordado con su marido (el médium Arthur Ford parece que se acercó e incluso pudo acertar, pero al parecer consiguió la información de manera fraudulenta; otras versiones dicen que realmente su mensaje no coincidía con el que ha sido denominado como "el código de Houdini"). En todo caso, nunca lo sabremos con exactitud.
Al cabo de diez años, su mujer celebró una última sesión, sin éxito. Apagó entonces una vela que simbólicamente había mantenido encendida junto a la fotografía de Houdini: “Diez años son suficientes para esperar a un hombre”, dijo. Desde entonces, es tradición entre los magos celebrar sesiones en las que se invoca al espíritu de Houdini cada 31 de octubre.
Es cuestión de opiniones, pero lo que sí está claro es que el escocés Arthur Conan Doyle y el húngaro Harry Houdini mantuvieron uno de los enfrentamientos ideológicos más fascinantes del siglo XX. La fe y la creencia del médico y escritor le llevaron a dedicar su vida a defender la teoría del contacto con los muertos. Mientras que el gran mago se dedicó a desenmascarar a médiums y videntes, calificándoles de mentirosos, embusteros y manipuladores.